Metal vs. Sangre

Modo de Lectura:Leerlo como una historia real, porque lo es.
A mi abuelo


-¡Leandra!, vengo del joyero, ya mandé hacer los anillos, van a ser de purita plata como te prometí- ostenta Francisco hinchando el pecho mientras come, Leandra sonríe, graciosa, a sus adentros contemplando los intentos de Francisco para ganarse un beso. Es más de medianoche y la lámpara de alcohol titila en medio del cuartito creando distorsionadas y fantasmagóricas sombras.

Francisco había trabajado demasiado todo ese día, mucho más que en otros, había aumentado incluso las horas extras. El sofocante calor de las máquinas de la fundición y el cansancio lo oprimían pero la coca lo sustentaba; sus músculos, poderosos y sudorosos, remecían sin cesar. No era para menos, estaba pronto a casarse con la mujer de sus sueños, la misma que de niño lo hipnotizó con esos enigmáticos ojos verdes. Era pequeña cuando fue adoptada por sus padres, de apellido español pero colmada de rasgos indígenas, su gracilidad y benevolencia siempre la distinguieron, en conclusión: era imposible no enamorarse de ella. Ocurrió lo que se proveía, la oposición de la familia, los posibles rumores de incesto en caso de que se casasen (pues era obvio que nadie sabía lo de la adopción), nada surtió efecto sobre sus cabezotas; huyeron sin llevarse nada y no es que no pudiesen, es simplemente que todos eran pobres y la dignidad era su única arma frente a la sociedad.

Huyeron a La Oroya y alquilaron un diminuto, maloliente y acogedor cuartito al filo del poblado.

Francisco no espero un instante y se enlistó en las filas de la fundición que en ese preciso instante urgía de personal. Todos los días, al llegar al trabajo se despojaban de toda la ropa y entraban completamente desnudos, dentro se les facilitaba otra muda acondicionada especialmente para soportar altas temperaturas, El principal trabajo consistía en recoger con pala el material traído por el tren de alguna incógnita mina y transportarlo con carretilla a uno de los ciclópeos recipientes que hervían a fuego de carbón, de allí en adelante los procesos químicos separaban todos los metales útiles, el piso estaba regado de esas masas multiformes, muchas de ellas eran ya metales puros y caían antes del proceso de los lingotes. Al salir del trabajo se realizaba el proceso inverso al del ingreso, esto también les servía para evitar que algún trabajador se llevase algún pedazo de metal entre sus ropas.

Ese día Francisco recordó de intempestivo que Leandra le había prometido una cena especial, se despojó de su ropa de trabajo y pasó la inspección de todos los días, pero esta vez parecía más inquieto de lo normal, más inquieto y más contento, lo revisaron meticulosamente y luego sin más aspavientos lo dejaron pasar. Se vistió y salió de la fundición, cuando comenzó a caminar metió los dedos en la boca y sacó un pequeño y ensalivado pedazo de plata que había escondido bajo la lengua. Sabía hacia donde dirigirse, apretó el paso y mientras lo hacía se imaginaba la sorpresa que daría a Leandra el día de su casamiento en el matrimonio masivo.

3 comentarios:

"19SaGaX91" dijo...

todo lo q se hace por amor,no?, o por darle algo de emocion a nuestras vidas, pero como simpre tus historias son recontra buenas, q haces en sistemas kausa?xD, no importa, pero es chvr escribir algo y poner en ello todo lo q tenemos guardado!

"19SaGaX91" dijo...

oe ya colge una nueva ah!chekla pz, ya te comente esta, y ya lei la anterior , pero no creo poder comentar algo q hasta ahora noentiendomuy bien, ok?

Deoxyseia dijo...

Grax man por tus comentarios, en eso tienes mucha razón, es ser humano no debe ser sólo ciencias ni sólo letras, es la unión de ambas la que forja a una persona Total, íntegra pues tiene el ingenio pero también el humanismo necesario.